Estaba atascado, y
me atropelló un tren que me atascó más todavía. Sin embargo, el tiempo de
aquello y de esto, pasó. Ya no estoy atascado hoy. El pino floreció, y quien ha
visto florecer a un pino, sabe que tarda bastante. Mucho, diría yo... Y sin
embargo, florece.
El Norte ha llegado
ya, y con él, el tiempo de sembrar de nuevo. Muévase ahora diligentemente el
sembrador, cuando el largo y ardiente verano, ya ha pasado, dejando, eso sí, en sentencia
de olvido, todo lo recalcitrantemente vivido.
Por ello, ahora en libertad, muévase
aplicadamente el otrora sembrador apasionado, que ya las primeras lluvias
bien auguran con su potencia enriquecedora. Llegado ha, el momento de volver a
enterrar aquellas semillas, que creyéndolas secas, aún con vida por la fuerza
de la resistencia y la porfía, se mantenían.
A todos mis jóvenes amigos,
de este mundo y del otro, perdón les pido, por haberme quedado absorto como
aquél niño del diente roto. Ya mi Padre me sacó ese diente, para que volviera
yo con placer y fulgurante alegría a manejar mi vieja bicicleta, y por
supuesto, volver a comer jojoto, las caraotas negras, el
cerdo frito, la cachapa con queso guayanés y el café aguarapao que por ventura me dejó mi
madre, en el corazón lo llevo todo sin olvido, como aquél viejo e infinito
beso que alguna vez me dio en su lecho de muerte, y que hoy por hoy, con ansias de vida todavía, aún esperaré un poco más para ir corriendo loco de alegría, a devolvérselo
en un abrazo eterno que todos los ángeles del cielo finalmente celebrarán con
entusiasmo y alegría, llenos de luz y felicidad por toda una eterna navidad.
Hoy nueva y definitivamente, Soy el Que Soy.
¿Quién eres? Preguntaron al loco. Y este les respondió: "Soy el árbol que camina y respira bajo las aguas. Soy el Rey que extiende sus alas de arpía navegando los intersticios de la plasticidad del mundo, solo para encontrar la alegría y la felicidad del ser y del vivir aquí y ahora todas las posibilidades de la vida. Por eso les digo a todos ahora:
¡Conózcanse a
si mismos y vivan la vida!
Aligerarse y flotar... Vivir, como si de nadar en el mar,
la vida se tratase.
Dejar atrás pesos y lastres para, cada vez mejor,
en la propia vida adentrarse...
Aligerarse y flotar... Vivir, como si de nadar en el mar,
la vida se tratase.
Dejar atrás pesos y lastres para, cada vez mejor,
en la propia vida adentrarse...
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